Uno de los reportajes más emotivos del año pasado lo hice en el pequeño pueblo de Villamarciel (Valladolid), a orillas del Duero, aprovechando un viejo molino abandonado. Alberto llevaba un traje precioso y muy original, y sabía que podíamos lograr un reportaje muy natural aprovechando los colores de la vegetación de un campo de maíz, y de los árboles que rodeaban el molino.
Pasamos una tarde magnífica con Alberto y su mamá, que hizo de guía por la zona, y conseguimos un reportaje muy completo en aproximadamente una hora. Siempre intento hacer reportajes divertidos y no muy extensos con niños, porque acaban cansados y al final todo se refleja en las fotos.