Semanas después de la boda y de la luna de miel, volví a quedar con María y Javier, otra vez vestidos de novios, para su repostaje postboda. Pero esta vez nos fuimos al norte, a Santander, donde María guarda buenos recuerdos de sus paseos por la zona del Palacio de la Magdalena y la playa del Camello. Un lugar precioso en el que hacer un reportaje, con un clima muy agradable y la tranquilidad que es dificil encontrar el día de la boda, donde todo ocurre tan deprisa...
Comenzamos al lado del Palacio de la Magdalena, un edificio centenario ubicado en un lugar impresionante asomado al mar Cantábrico, destinado a ser residencia de verano de la familia real. Tomamos unas cuantas fotos, intentando evitar los turistas que suele haber en la zona :)
Luego buscamos el mar, en un precioso mirador que hay al lado del palacio.
Y como a mi me encantan los árboles y la vegetación, buscamos un rincón tranquilo donde hacer unas fotos un poco más íntimas y delicadas, con una luz preciosa que hacía que María y Javier lucieran espectaculares ante la cámara.
Más tarde bajamos hacia la zona donde se encuentran las réplicas de los barcos que acompañaron a Cristobal Colón en el descubrimiento de Ámerica, y como siempre en mis reportajes, intentamos algunos contraluces que siempre resultan tan vistosos.
Y finalmente bajamos a la playa, donde tomamos algunas fotos en la arena antes de animarnos a meter los pies en las frescas aguas del Cantábrico, donde María y Javier se divirtieron como niños :)
Antes de despedirnos, buscamos una zona de rocas, con un pequeño acantilado, donde aprovechamos la luz cálida del atardecer.