Puede sonar a tópico, pero esta no era una boda cualquiera. Y no lo era por varios motivos. En primer lugar, hace ya más de un año Karla y David contactaron conmigo para ser su fotógrafo de bodas, y cuando me comentaron algunos detalles, como que David iría vestido con el uniforme de gala de la Guardia Civil me hizo muchísima ilusión. Iba a ser mi primera boda de este tipo, con el pasillo que hacen sus compañeros a la salida de la iglesia, un momento precioso y donde se suelen conseguir fotografías espectaculares.
En segundo lugar el origen de Karla, asturiana, con el amor que le tengo a esa tierra, donde vive parte de mi familia y me escapo siempre que puedo.
Y en tercer lugar, y sin duda el más duro, cuando meses antes de la boda Karla perdió a su hermana. Vinieron al estudio a hablar conmigo y en ese momento apenas supe qué decirles. Simplemente darles un fuerte abrazo y todo mi apoyo para lo que necesitaran.
A partir de ese momento puse todo mi amor y cariño a su disposición. Hicimos un reportaje preboda entrañable a orillas del Duero, en San Miguel del Pino, y fuimos a ver atardecer a Tordesillas.
Sabía que sería una boda especial, y más cuando Karla me abrió la puerta de su habitación del Parador de Tordesillas donde se estaba cambiando. Estaba radiante, preciosa, dispuesta a disfrutar de ese día especial que tanto tiempo llevaba esperando. Cuando la tomé las primeras fotos y le mostré algunas, me encantó que me dijera que se veía guapísima, porque de verdad lo estaba.
Y en casa de David me encontré la increible serenidad de un novio a pocos minutos de dirigirse a la iglesia para casarse. Con su traje de gala imponente le tomé varias fotos solo y con su familia.
Nos dirijimos a la iglesia, donde disfrutamos de una ceremonia muy bonita y muy, muy emotiva, como era de esperar.
Y a la salida ese momento... Pasillo de los compañeros de David, espadas en alto, pelos de punta. Fue un momento inolvidable, y hablando con varios invitados horas después aún lo recordaban con emoción.
Y la guinda del pastel fue la gran sorpresa que Karla le tenía preparado a su ya marido a la puerta de la iglesia. Un precioso sidecar antiguo para dar su primer paseo de recién casados por las calles de Tordesillas, camino del Parador, donde celebraron el banquete.
Lo demás todo fue fiesta, regalos, sorpresas, queimada incluida. Me encantaron los guiños a Galicia y Asturias, de donde venían los invitados de la novia.
Y no me olvido de los geniales invitados, que me despidieron así de bien antes de irme :)
Mil gracias también al personal del Parador Nacional de Tordesillas, y a los amigos de Discoenjoy que son unos fenómenos.
Obrigado.